martes, 4 de diciembre de 2012

diciembre


Soñaba con tener una casita
con dos macetas
que regar cada tres días.

Imaginaba sin querer
las cuatro sillas del salón,
las cortinas de su cuarto
y las rejas del balcón.

Los cristales empañados
el sábado por la mañana,
y las canciones siempre a cuestas,
saliendo por la ventana.

Pero casi siempre creía
que soñar era de otros,
de ricos sin responsabilidad,
de pobres con humildad.

Por eso se conformaba
pensando que alguien vendría
con cuatro canciones pendientes
y una maceta vacía.