viernes, 23 de abril de 2010

Voor altijd




Y que me digas que te quedas
para siempre
encajada en mis extremos
engrasándome las tuercas
y acelerando. me.
buscándote en mis huecos
y encontrándotelos llenos
separán dome del suelo
arrastrándome hasta el hielo
suplicándome cada trozo que me sobra
y ordenándome en tu o r d e n
y calmándome en tu calma
y soñándome en tu sueño
perdiéndome en la ansiedad
y ganándome en la ca(l)ma
corrigiéndome los vértices
aproximándome a infinito
y calculándome la media vida que me queda
conociéndome la piel
reconociéndome los ojos
encendiéndome la lengua
descendiéndome el cuello
desconcertándome los dedos
y corriéndome por dentro.
Y que me vuelvas a decir que te quedas
para siempre

lunes, 19 de abril de 2010

Bliss

Everything about you is how I wanna be
Your freedom comes naturally
Everything about you resonates happiness
Now I won't settle for less

Give me all the peace and joy in your mind

Everything about you pains my envying
Your soul can't hate anything
Everything about you is so easy to love
They're watching you from above

Give me all the peace and joy in your mind
I want the peace and joy in your mind
Give me the peace and joy in your mind

Everything about you resonates happiness
Now I won't settle for less

Give me all the peace and joy in your mind
I want the peace and joy in your mind
Give me the peace and joy in your mind

http://www.youtube.com/watch?v=A6hjTHVx28o

domingo, 18 de abril de 2010

18 de abril


Cubro tus humedades con sábanas blancas. Nadie tiene por qué saber que te ensucio las esquinas y después me da pereza barrerlas. Nunca se me dio bien recoger mis pedazos. Y mucho menos si los tengo que arrancar de tu espalda.

El saberme dentro de ti se me presenta extraño. Estelar, habría dicho hace algunos meses. Hoy se me tercia diferente. No consigo emparejar tanto placer con mi corporalidad. Me sobrepasa. Para la próxima espero que me pille en otra nebulosa.

Te tengo entre mis piernas. Nada malo pasa. De hecho no pasa nada. Consigues dejarme la mente en blanco y la mirada negra. Como sucia, pero no. Desde allí te bebes mis suspiros y acaricias mis temblores hasta que se agotan con estrépito. Ya no hay vuelta atrás. Mi único remedio ahora eres tú.

Respiras mis miradas, que no matan pero bien podrían. Mi principal enemigo: el sueño. Que te atrapa y te desgarra de mí. Y me deja fría por fuera. Como un trozo de hielo en una caja de cerillas. O se encienden las cerillas y se derrite el hielo o se derrite el hielo y estropea las cerillas.

Y cuando ya no hay más que dar, cuando no me queda más sangre que la que te doy, ni más aire del que te dejo respirar, ni siquiera más espacio entre tú yo, ahora, háblame de lo que te venga en gana. Miénteme. Discúteme de lo que se te ocurra. Defiende tu 21 contra mi 6. Dime que no estás enamorada de mí. No me importa. Todo eso se ha quedado en la tierra. Y yo hace tiempo que ya no la piso.

Eolo


No vuelvas a romperme los retrovisores. Por favor. Los necesito para observar mi pasado, nuestro pasado. También para verte a ti de espaldas, para ver como te alejas, como miras hacia mí de nuevo y te vuelves a girar…porque sí, porque se te da muy bien eso de girar. Como una peonza, bueno, como una veleta más bien. A donde diga el viento. A dejarse llevar, que la vida no está para pensarse las cosas dos veces. Bueno, tú ni siquiera una.

Porque a veces, cuando hace mucho viento y llegas a pensar que puedes salir volando, es mejor pararse y ponerse a cubierto. Debajo de un techo sin goteras al ser posible, y a esperar que pase el vendaval. Porque pasa, créeme que pasa. Y cuando termina y vuelves a caminar eres capaz de andar derecha, sin torcerte lo más mínimo, y si viene otra vez el viento, ya serás capaz de luchar contra él.

Pero ahora sí, una cosa te digo, los tornados son diferentes. Otro rollo, como diría una que yo me sé. Entonces, no hay mucho que hacer, porque por mucho que te resguardes, te termina arrastrando. Hasta lo más profundo de la miseria y el dolor. En estos casos, sólo te aconsejo que después de que todo haya pasado, te seques bien la ropa, las lágrimas y el sudor. Y no mires atrás, más que nada porque muy posiblemente lo que hayas dejado atrás solo sea destrucción. Y te haga sufrir más.

No creas que todo esto lo he leído en un libro o en Internet. Que te lo cuento porque soy experta en vientos, huracanes, tornados, ciclones y todo aquello que tenga propiedades desestabilizantes. El título me lo he ganado a pulso. Más méritos que yo no hizo nadie. Matrícula de honor. Doctor honoris causa. Premio especial al mejor expediente.

En fin, creo que se me acaba el repertorio de metáforas eólicas y gilipolleces. A estas alturas solo espero que no te encuentres nunca de frente conmigo. Porque llevo guardando aire en los pulmones desde hace mucho tiempo, y lo mismo, sin querer, le soplo fuerte, fuerte a la casa esa de paja que te has construido y que pretendes que de todo te proteja.

CEDE


Me malacostumbraste a verte debajo de mi balcón cuando mi lengua se pasaba de lista y se burlaba de ti. Ahora sólo encuentro miradas. Miradas grises. La tuya no. Pero eso importa poco ya, tú ya no calientas mi almohada desde hace algún tiempo.


Los días que pasan a tu lado (porque pasan de largo, no se quedan jamás), me están enseñando que no tolero la frustración. Espero que esta intolerancia no expanda mis espontáneos pensamientos misóginos. Ni que decir tiene, que no me de por probar la droga. Combinación perfecta para estar en una consulta de Salud Mental el día de mañana.

Pero a todo esto… a mí no me parece tan raro que llueva tanto. Es normal. Recuerda (no queda tan lejos) que la nieve que te helaba el corazón cuando te miraba sólo duró un rato. No se puede pretender, que ahora que viene el calor, vayamos a nadar en un mar de deshielo. Deberíamos acostumbrarnos a flotar en un charco, o sino que el verano nos pille confesaos, porque septiembre se presenta en forma de carretera.

Necesito salir de aquí un rato. Mirar desde algún otro lugar más profundo, porque desde aquí no consigo ver si los te quiero y te prometo de tu boca vienen de la lengua o de las venas.

Estelar


Estelar: dícese de aquello que tiene una calidad o importancia destacable.



Tu estela la dejé de ver hace ya algún tiempo. Supongo que la perdí de vista mirando hacia los lados mientras te intentaba perseguir por los pasadizos de mi mente. Ya decía yo que la gente me miraba raro y me señalaban hacia ti, como diciendo, corre, corre que se te va. Y efectivamente, te fuiste. Y no es que yo no corriera, es que tú te diste prisa por desaparecer. Quiero pensar que incluso tiraron fuerte de ti, porque yo no me explico cómo con esas piernas tan flacas se pueda correr tanto.


Adiós.

Triángulo


Estable en la barca que mece tu respiración
en mi oído.
Me invento, quitándote el sueño con cada suspiro
que le lanzo al viento.
Uniéndome a él para colarme bajo tu lengua
y hacerte temblar poco a poco,
mientras cierras los ojos y te vas dejando llevar
por estas manos que tanto han sufrido ya.

Me hago invisible entre tus sábanas.
Sin despertarte te susurro algo inoportuno.
Olvídalo.
Son sólo las ganas que tengo de hacerte gritar.

Efímero, como el pensamiento de cogerte de la mano
cuando ya te tengo encima.
Retrocedo despacio y te miro en la distancia.
Mejor me acerco de nuevo.
El tenerte lejos me oprime el pecho y me acorrala los sentimientos
entre el miedo y la cobardía.

Muerdo lentamente el trozo pequeño y gastado que te sobra.
Y que a mí me hace tanta falta.
Como de tu boca y bebo de tus ojos,
el inmenso placer de que roces mi mejilla con la tuya.
Sin hacer nada de ruido,
que las manos se ponen celosas si nos escuchan reír…

Pensión Compleja

Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo, que hoy nos vamos a poner moraos.

Y hablando de ponerse, vete poniendo cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más.

Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez.

El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras.

Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso.

El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón.

No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú.
Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican ni los recambios.

Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mías lo aguantan todo.

Para a acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de puta de lujo y algo de pollo hecho en la nevera. Para que los disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión.
Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartirte a mí. Y lo de dar explicaciones, déjalo para el señor Stevenson.

El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar, y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura.
Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos.

Dime que intentaremos toda una vida e iré encofrando mis nunca más.

Felicidades


Que digo yo que una vez al año no hace daño. Y quien sabe, quizás esto sea el comienzo de algo.
Siempre hay que empezar a hacer algo para saber si es lo tuyo, y esto no lo digo yo. Que lo dicen por ahí y yo pues me lo creo, oye. Hasta ahora no me ha ido demasiado mal creyendo que si no juegas no ganas (o al menos pierdes con honor, que también es importante). También hay que decir que jugar sabiendo que vas a perder es una falta de respeto a tu razón. Y que la razón hay que cuidarla, oigan.
Simplemente porque soy de la opinión de que un día se nos agotará. Y habrá que tirar de casta. Y de un par de huevos.
Pero bueno, hasta entonces, no está mal que pensemos un poco. No os asustéis, que hay gente que no ha conocido la razón en su puta vida. Y ahí están. Como si nada. Estampando ceniceros en cabezas ajenas. No pasa nada, cada uno a lo suyo. Menos mal que aquí interviene nuestra amiga justicia, viciada como ninguna, manipulada como pocas. Ya se encargará de darle un cachete a los “sinrazón”. Y después a casita no vaya a ser que cojan frío.
Así son las cosas, que a los que venimos de fábrica en perfectas condiciones, nos pueden ir dando por culo. Que son aquellos a los que se le olvidaron poner el corazón los que importan. No me extraña. El ser humano siempre ha sido gilipollas. Está en los genes. Creo que en el brazo corto del cromosoma 15. Más o menos.

En fin, que me lío y me voy del tema…yo hablaba de jugar o no jugar. De arriesgarse o quedarse quieto (que a veces, también es arriesgarse, véase la fotografía).
A mí siempre me pareció que tú jugaste todo lo “jugable”. Y lo sigues haciendo. No te hace falta ni poner cara de póker. De antemano sabes que vas a ganar (a tu manera).
Tu táctica es admirable: miras las cartas, que no siempre son buenas, que le vamos a hacer, no siempre hay corazones en ellas. Los rombos y las picas también juegan. Es ley de vida. Me han llegado a contar que incluso hay cartas con banderas de colores y derivadas parciales.
Qué vida ésta. Lo que nos puede llegar a sorprender. Pues eso, tú las miras y las miras de frente. Sin miedo, pero con respeto, eso siempre. Y haces tu jugada.
Oye, dime tu secreto, chico, que la mayoría de las veces pierdes y te veo con una sonrisa. Bueno, a ti, y a la gente que juega contigo. Pero ellos tienen excusa, ellos ganan.
Será que nunca se te dio bien ver a la gente triste, y esa es tu manera de ganar. Sabes qué es lo mas gracioso de todo esto, que yo veo tus cartas. Y sé que tienes cartas ganadoras. Escalera real. Y aún así pierdes. Qué grande eres.
Gracias por aparecer en mi camino. Y por no haberte ido.

Felicidades :)

Para Joaquín, escrito el día 1 de marzo de 2009

Deberías

Deberías ser un derecho fundamental. Estar recogida en la constitución. Obligada por decreto ley. Aprobada por minorías muy absolutas.

Deberías estar patentada. Registrada como propiedad intelectual, industrial, personal y emocional. Dejar en ridículo y evidencia tanta copia y falsificación.

Deberías estar protegida. Parque natural. Maravilla del mundo. Reserva de la biosfera. Patrimonio de tu Humanidad.

A partir de cierta hora, deberías estar prohibida. Sólo para adúlteros. Sólo para ellos, y para mis ojos. La menos apta para casi todos los mayores.

En el resto del territorio, deberías prodigarte por entregas. Darte de poquito en poquito, perdona pero es lo que tiene ser tú.

También deberías salir en las películas. En todas las previsibles. En todas las que necesiten un gran final. Y en las que vayan directamente a dvd.

Deberías figurar en los cuentos. Contra toda bruja mala, a por todo lobo feroz.

Deberías ser noticia. En todas las ediciones, justo después de los deportes, antes de cada temporal.

Deberías estar en los sellos. Sólo en cartas de amor, de las que ya nadie escribe, de las que ya nadie quiere leer.

Deberías sonar todo el día, una canción con tu nombre. Una de esas que es casi imposible versionar sin caer en herejía o sacrilegio.

Y hablando del tema, deberías tener tu lugar reservado sobre cada altar. Para irle dando por saco a cualquier santería o santidad.

Deberías hacer tantas cosas.

Como por ejemplo, volverte dinero. Tan fácil de perder, tan difícil de ganar. Y a veces, volverte hostia. Tan fácil de ganar, tan difícil de olvidar.

Deberías ser producto de gran consumo. Acompañada siempre de tu slogan. Ni se le ocurra salir sin ella.

Ser camiseta. O mejor, ropa interior. Imagino que no hay que explicarte por qué.

Deberías llegar a todos los kioscos. Entre chucherías muy dulces y revistas que se compran por los artículos de investigación.

Igualmente habría que colocarte en las farmacias. Entre profilácticos con sabores y pastillas para la lumbalgia, dosis de 2, 4 y 6 carcajadas al día.

Deberías cobrar por suspiro. Plus de peligrosidad cada vez que hicieras suspirar.

En cuanto al precio, no sé, deberías salir más cara que las putas de lujo, pero tampoco tanto como un político, no nos vayamos a engañar.

Deberías convertirte en trofeo. Y declararte desierta edición tras edición.

Salirte de todos los mapas.
Crecerte en los circos de enanos.
Poner a parir a todas las burras.
Y a caer de un burro a las que aún no lo son.

Deberías embotellarte en frascos de perfume. Que hubiese que restregar mucho para sacarte de la botella. Y luego encima tuviesen que concederte los 3 deseos a ti.

Fabricarte a mano y a máquina. Estamos todos hartos de tanto frotar.
Patrocinar las cajas de kleenex.
Poner a prueba el blanco de Ariel.
Y ya puestos, deberías mirar mejor con quién andas.

Deberías alejarte de mí.
Aunque al final, supongo que acabarás haciendo lo que siempre haces.
Lo que te da la gana