jueves, 21 de marzo de 2013

Veo


Octogenarios hablando tres idiomas.
Niños con tumores más grandes que sus cabezas,  sonriendo.
Médicos mirando a los pies de sus pacientes.
Políticos robando, sonriendo también.
Niñatos escribiendo poesía.
Miles de inútiles leyéndola mientras ven a famosos tirarse de un trampolín en la tele.
Mentes maravillosas escondidas debajo de unos apuntes.
Incompetentes con billetes en la mano.
Militares perdiendo la dignidad.
Hambrientos comprando oportunidades a precio de oro.
Padres arruinados aparcando coches en un descampado.
Mi vecino durmiendo en el banco de la esquina.
Más niñatos escribiendo poesía.
Yo, tirando piedras sobre mi tejado.
Tú, leyendo esto sin darte por aludido.

martes, 4 de diciembre de 2012

diciembre


Soñaba con tener una casita
con dos macetas
que regar cada tres días.

Imaginaba sin querer
las cuatro sillas del salón,
las cortinas de su cuarto
y las rejas del balcón.

Los cristales empañados
el sábado por la mañana,
y las canciones siempre a cuestas,
saliendo por la ventana.

Pero casi siempre creía
que soñar era de otros,
de ricos sin responsabilidad,
de pobres con humildad.

Por eso se conformaba
pensando que alguien vendría
con cuatro canciones pendientes
y una maceta vacía.

sábado, 6 de octubre de 2012

I Wish


Hoy me apetece estar todo el día conmigo pensando en ti.
Darle vueltas a a la cabeza alrededor de tu recuerdo, bajar rápido y meter la mano en el pantalón.  
Así de simple. Y así de confuso.
Hoy me apetece equivocarme a tu costa. 
Romperme los esquemas a base de líneas torcidas que unan tu casa y la mía.
Hoy me apetece recorrer nuestra distancia. 
Volver a perder nuestro tren, pero esta vez quedarnos a que pase el siguiente.
Hoy me apetece contradecirnos. 
Negar todas nuestras leyes.
Hoy me apetece.
Mañana quizás también.



domingo, 20 de mayo de 2012

Esto. O morirme esperando.





Y en este camino empedrado
En que solo vale el empeño
No son pocos los que siguen
Sin haberse tropezado

Ni tampoco los que un día
Después de haberse caído
Han sabido levantarse
Aun sin fuerzas todavía

Que camino solo hay uno,
Y muchas maneras de andar,
Unos, a pies juntillas
Y otros echando a volar

Pero si un día te cansas
Y decides reposar,
Ten en cuenta que la vida
No se para a descansar.

Tú como siempre, yo como nunca.

viernes, 16 de marzo de 2012

Deberías saber

Que llevo años intentando salvarle la vida a alguien.
Y todavía no he sido capaz de salvar la mía de tu exterminio.

Que tu boca no se hizo en principio para la mía.
Ni tus desvelos para ninguna de esas a las que dedicas poemas.

Pero llegados a este punto indistinguible del camino,
deberíamos pensar en guardarnos las manos en los bolsillos.
Y los pensamientos enjaulados entre los dientes.

Que duele verlos salir a pasear y volver al instante,
asustados ante tanta indiferencia consentida.

martes, 3 de enero de 2012

(Des) propósitos



Voy a ofrecerte una vida. La que debiste vivir un día. A la que renunciaste en tu alianza con el diablo.
Voy a regalarte todas las horas que perdiste pensando en que llegaría alguien como yo.
Voy a proponerte todos los planes de los que huiste.
Voy a cambiarle el significado a las palabras. Para que nunca más tengas miedo de usarlas.
Voy a regalarte todas las lágrimas que no llegaron al río. Para que las gastes con motivo cuando te despidas de mí.
Todas las miradas que no te fueron devueltas.
Todas las llamadas que no te fueron contestadas.
Todas las sorpresas que no se hicieron realidad.
Y todas las palabras que tú has escrito, pero que nunca has leído.
Voy a secuestrarte los miedos, a curarte las arritmias y a dormirte los desvelos.
Voy a transformar tu casa.
Voy a poner patas arriba tus misterios. Y no los vas a reconocer.
Voy a maleducarte los dientes, para que aprendan a morder.
A colorearte los días de rojo.
Voy a regalarte todos los motivos que nunca te han dado.
Y aunque no sea yo la persona con la que te cases, voy a regalarte esta canción todos los días de tu vida.

miércoles, 7 de diciembre de 2011


Queridos Reyes Magos,

Este año no he sido ni buena, ni mala ni regular. Este año simplemente me he limitado a ser yo, creo que por primera vez en mi vida.
He intentado ser buena en lo mío y no hacerlo demasiado mal en lo que no es mío.
He intentado agradar a quien lo merecía, y a quien se suponía que debía merecerlo.
He intentado que los que me rodean estuvieran alegres, que sufrieran lo menos posible y he intentado también que estuvieran orgullosos de mí.
Me he esforzado por conseguir lo que me proponía, y no he dudado en sacrificarme por lo que he estimado oportuno.
Con todo esto y mucho más que no os escribo para no aburriros, he de confesaros que no he conseguido ser feliz. Por más que lo he intentado, no he logrado la tranquilidad que se le presupone al que hace las cosas bien.
Y la verdad, que tras mucho pensarlo he llegado a la conclusión de que me hace falta algo. Bueno, más bien, varios “algos”. Y aquí es donde entráis vosotros, que para eso sois magos.
Creo que me hace falta un despertador. Uno bien bonito y que me hable bajito por las mañanas, que siempre se despierte de buen humor y me dé los buenos días.
También he echado en falta una manta, calentita, por favor. Que me abrace bien fuerte por las noches y que me quite un poco este frío que tengo desde hace meses.
Me gustaría que me trajerais también un calendario, de estos que se cuelgan en la pared, con todos los días pintados de rojo, con trescientos sesenta y cinco planes sólo para mi.
Si no es mucho pedir, también me gustaría tener un espejo de tamaño real. Para que llore cuando yo llore y que se ria cuando yo me ria.
No me vendrían nada mal unos brazos bien fuertes, para cogerme cuando yo no pueda dar ni un paso.
Un libro que siempre tenga una historia para mí, y unas orejas bien grandes que nunca se cansaran de escuchar mis tonterías.
Por último, siempre he querido tener un casco, me da igual que sea feo, para que me resguarde de los golpes que me tiene que dar la vida.

Sé que son muchas cosas, pero todavía tengo un deseo más: si pudierais enviármelo envuelto en carne humana, así como con forma de persona, y que soltara un “te quiero” de vez en cuando, mejor que mejor.

Por el nombre no os preocupéis, que voy a tener toda la vida por delante para buscarle el que más me guste.

jueves, 28 de julio de 2011

Esta luz.


Sacas las palabras de nosédonde.
Te inventas vocales que no creo que existan más allá de ti. Ni de mí. A lo mejor.
Rodeas una realidad absurda con tus dedos. Y sacas algo maravilloso. Un conejo blanco de pelo brillante y suave, de un sombrero roto y feo.
Tienes magia entonces, imagino.
Calculas cada segundo que pasa entre tu sonido y mi sonrisa. Y eso también es arte. Para mí, el más genuino. Irrepetible. Fantasmagórica capacidad de hacerte alguien imprescindible en un instante.
Para después volver a la mundana realidad que te ensucia la ropa y te quema las manos. Mediocridad sin más remedio unida a la tranquilidad de quien se sabe capaz.
Y eso asusta.
No recuerdo a la última persona que me crucé que supiera de sus límites, tanto como tú.
¿Acaso alguna vez he pensado que no los hubiera? Sí, claro, y unirme al universo en una armonía imperecedera y perfecta hasta formar un solo ser. Estupendo. Quizás cuando me reencarne en polvo de estrellas.
Límites. Limitaciones. Mediocridad llevada al extremo. Al extremo de saber donde acaban los dedos de mis pies.
Te admiro por ello.
Porque sé que escondes una capacidad inestimable. Creas sensaciones.
Piénsalo bien. Sensaciones. Sentimientos. Rabia. Inquietud.
Yo solo podría leerlas o escucharlas de lejos. Tú te las inventas. ¡Qué maravilla!
Y esto ya es el colmo de tu perfección. Que me saca de quicio. Y de vicio.
Eres capaz de crear lo que te venga en gana. Y aun así, sabes hasta donde. Hasta cuando.
Nunca he creído que el tiempo ponga a cada uno en su lugar. Si fuera así, no estaría yo aquí escribiendo palabras desajustadas. Ni tú imaginando mundos a mi lado.
Por eso, no espero que la suerte te acompañe. Ni que encuentres tu destino en los ojos de la gente. Ni en promesas en servilletas.
Lo que te deseo es que la vida te trate mal. Solo a ratos. Y que de las miserias que te toquen vivir saques palabras. Palabras que me sigan haciendo estremecer, y que por un momento, me toquen las ganas de ser algo mejor. Y que, como dice mi estimado Lluis Llach, un poc de sort, i que la vida ens doni un camí ben llarg.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Carta a todas tus catástrofes


Querida amiga,

Ahora que los días se nos antojan un poco nublados por los chubascos que predecían antes de ayer, y que el sol parece haberse marchado a otra galaxia en la que quizás le hagan algo más de caso, a mí se me ocurre escribirte algo. Algo que quieras o no va a sonar muy feo. Pero es lo que tienen las palabras, y sobre todos las que empiezan por f de feo, de fin.

En primer lugar, no me gustaría que pensaras que estas líneas son producto de un deseo incontrolable de sacarme la mierda de los pulmones, que también, pero eso no es bonito decirlo en público. Si quieres después, cuando te metas en la cama, te lo confieso al oído. Pero sólo a ti.

Más bien diría que es fruto de las moscas que andan cagándose últimamente en mi sustancia gris. Y no es que sea algo medianamente soportable, no, es que realmente huele muy mal. Como a podrido, seco, cerrado y sin sentimiento. Sobre todo me huele a eso último. Y es algo que me desborda. Hacía tiempo que no venía a mí ese maldito olor… y claro, he tardado en reconocerlo. Pero ahora que ya lo he colocado en la goma de mi tirachinas, voy a estirar con fuerza para que salga disparado, a ver si con algo de suerte se estrella en la cabeza de alguien.

Ante todo, respira. Respira mucho. Se aconsejan unas diez veces antes de decir te odio. Y unos veinte años antes de decir te quiero. Respira despacio, intentando llenar enteros los pulmones, te aseguro que así es más fácil soltarlo después. Soltarlo todo, lo malo, lo bueno y lo regular.

Otra cosa importante que debes recordar es que no te está permitido llorar delante de nadie. Es de vital importancia que nadie te vea llorar. Los demás no pueden saber que eres débil, porque como cualquier alimaña que se precie, te agarrarán del cuello cuando te vean flaquear. Tú sonríe. Aunque por dentro te rompas como un plato de duralex.

Por supuesto, no le rías las gracias a cualquiera. Es algo que aborrezco, y que deberías aprender tan pronto como puedas. Aunque no te precipites, la vida te va a enseñar muy pronto a qué clase de persona has de enseñarle los dientes y a quien los labios.

Aprovéchate de todas tus oportunidades. Por si se vuelven a repetir, que tú ya vayas por delante.

Haz que la gente te admire. No necesitas hacer nada realmente bien. Sólo hay que saber venderse como algo único. No creas que es algo de prepotentes. Es supervivencia. Cuando consigas que la gente te admire no se atreverán a hacerte daño. O acaso tú le harías daño a tu madre. Yo no se lo haría a Serrat.

Confía en tus posibilidades. Más que nadie. Todos te abandonarán tarde o temprano. Tú desgraciadamente no lo harás nunca. Así que aprende a cuidarte. Y sobre todo a quererte mucho. No hay mejor amor que el propio.

No te dejes engañar. Todo el mundo querrá ponerte de su lado. Pero no debes hacer caso. Incluso cuando te prometan el mejor maná. El único camino que debes seguir es el tuyo. Si se te cruza alguno ofreciéndote un atajo ni le mires a los ojos. No existe nada que te haga más liviano lo que tengas que andar. Si se te presenta un camino más bonito, intenta hacerlo paralelo al tuyo, pero no los unas nunca. Podréis haceros compañía mientras andáis, pero nunca podréis andar el camino del otro. ¿No te das cuenta que a tu meta sólo llegarás si andas tus propios pasos?

Y para terminar, si alguna vez tienes dudas sobre qué debes hacer, no pienses en nadie más que en ti. Al fin y al cabo, tú eres la única responsable de tu felicidad y de tu tristeza.

Atentamente,

Tu conciencia

jueves, 8 de julio de 2010

20


Cosas que me quedan por hacer:

Comer con palillos chinos
Aprender a patinar
Visitar la tumba de Bob Marley
Entrevistarme con el rey
Escuchar I miss you en directo
Raparme la cabeza
Encontrarme a Sara Carbonero en la playa
Darle una colleja a De Juana Chaos
Dormir más de 24 horas seguidas
Cocinar unas lentejas sin que se quemen
Llamar por teléfono a un programa de la tele
Gritar en una biblioteca llena de gente
Contarle un chiste a Zapatero
Crear la teoría irrefutable de que Dios no existe
Sacarme Ingeniería Industrial en cinco años
Montar una clínica y ser rica
Tener una casa en la playa
Tener un frigorífico sólo para cerveza
Cantar un tema con Los Planetas
Tener una ambulancia propia
Llenar el corcho entero de entradas de conciertos
Leerme El Quijote
Hacerme una foto con Uma Thurman
Ganarle a mi hermano al Pro
Hacer una pila con apuntes y prenderles fuego
Interrumpir una boda cuando dicen lo de: que hable ahora o calle para siempre…
Crear mi propio epitafio