jueves, 28 de julio de 2011

Esta luz.


Sacas las palabras de nosédonde.
Te inventas vocales que no creo que existan más allá de ti. Ni de mí. A lo mejor.
Rodeas una realidad absurda con tus dedos. Y sacas algo maravilloso. Un conejo blanco de pelo brillante y suave, de un sombrero roto y feo.
Tienes magia entonces, imagino.
Calculas cada segundo que pasa entre tu sonido y mi sonrisa. Y eso también es arte. Para mí, el más genuino. Irrepetible. Fantasmagórica capacidad de hacerte alguien imprescindible en un instante.
Para después volver a la mundana realidad que te ensucia la ropa y te quema las manos. Mediocridad sin más remedio unida a la tranquilidad de quien se sabe capaz.
Y eso asusta.
No recuerdo a la última persona que me crucé que supiera de sus límites, tanto como tú.
¿Acaso alguna vez he pensado que no los hubiera? Sí, claro, y unirme al universo en una armonía imperecedera y perfecta hasta formar un solo ser. Estupendo. Quizás cuando me reencarne en polvo de estrellas.
Límites. Limitaciones. Mediocridad llevada al extremo. Al extremo de saber donde acaban los dedos de mis pies.
Te admiro por ello.
Porque sé que escondes una capacidad inestimable. Creas sensaciones.
Piénsalo bien. Sensaciones. Sentimientos. Rabia. Inquietud.
Yo solo podría leerlas o escucharlas de lejos. Tú te las inventas. ¡Qué maravilla!
Y esto ya es el colmo de tu perfección. Que me saca de quicio. Y de vicio.
Eres capaz de crear lo que te venga en gana. Y aun así, sabes hasta donde. Hasta cuando.
Nunca he creído que el tiempo ponga a cada uno en su lugar. Si fuera así, no estaría yo aquí escribiendo palabras desajustadas. Ni tú imaginando mundos a mi lado.
Por eso, no espero que la suerte te acompañe. Ni que encuentres tu destino en los ojos de la gente. Ni en promesas en servilletas.
Lo que te deseo es que la vida te trate mal. Solo a ratos. Y que de las miserias que te toquen vivir saques palabras. Palabras que me sigan haciendo estremecer, y que por un momento, me toquen las ganas de ser algo mejor. Y que, como dice mi estimado Lluis Llach, un poc de sort, i que la vida ens doni un camí ben llarg.

No hay comentarios:

Publicar un comentario